In partnership with

A finales de año pasa casi siempre lo mismo. Dime si te suena:

La gente se sienta, hace balance y empieza a imaginar cómo le gustaría que fuese su próximo año. Y, casi sin darse cuenta, comete el mismo error de siempre.

Empieza a sumar.

“Voy a aprender a tocar el piano.”
“Voy a leer cinco libros al mes.”
“Voy a entrenar dos horas al día.”
“Voy a levantarme a las cinco.”
“Voy a meditar una hora antes de dormir.”

Todo suena bien.
Todo es inspirador.
Todo parece genial…

… sobre el papel.

El problema no es querer mejorar, porque eso lo queremos todos en menor o mayor medida. El problema es creer que puedes hacerlo todo a la vez sin renunciar a nada.

Porque para sumar, también debes restar.

El tiempo no se estira y la energía tampoco.

Tu día seguirá teniendo 24 horas.
Tu semana seguirá teniendo las mismas obligaciones.
Tu nivel de energía no va a duplicarse mágicamente el 1 de enero.

Y, aun así, muchas personas diseñan su 2026 como si su vida fuese a ampliarse por arte de magia.

Quieren añadir hábitos nuevos, objetivos nuevos y rutinas nuevas…
pero sin tocar nada de lo que ya está ocupando su tiempo.

Eso no es ni más ni menos que autoengaño… de ese que al final te acaba quemando porque no consigues lo que te propones.

¿Pero cómo vas a conseguirlo si no paras de añadir cosas a tu día a día?

Cada “sí” nuevo exige varios “no”

Aquí está la parte incómoda que casi nadie quiere mirar:

No puedes añadir sin quitar.
No puedes sumar sin restar.
No puedes construir espacio si no liberas espacio primero.

Si quieres entrenar dos horas al día, ¿qué vas a dejar de hacer?
Si quieres leer más, ¿qué vas a ver menos?
Si quieres madrugar, ¿a qué hora vas a acostarte de verdad?
Si quieres meditar una hora, ¿qué actividad va a desaparecer?

Porque algo tiene que desaparecer. Siempre.

Veamos ejemplos reales (no ideales)

Quieres leer más libros en 2026.
Pero sigues pasando una hora cada noche en el móvil o viendo series “para desconectar”.

Quieres entrenar con constancia.
Pero mantienes la misma agenda social, el mismo cansancio acumulado y la misma falta de sueño.

Quieres levantarte a las cinco de la mañana.
Pero no estás dispuesto a renunciar a acostarte tarde.

Quieres aprender algo nuevo.
Pero no has soltado ninguno de los compromisos que ya te saturan.

Claramente la falta de motivación no es el problema. Es que sencillamente no hay sitio para más.

El error no está en la ambición, sino en la acumulación

Aspirar a más no es el problema. De hecho, es algo muy positivo que todos deberíamos hacer.

El problema es intentar meter una vida nueva dentro de una vida vieja.

Los cambios reales no se construyen añadiendo capas. Se construyen simplificando.

Menos cosas.
Mejor hechas.
Durante más tiempo.

Eso es lo que funciona. A eso es a lo que deberías aspirar.

Por qué este enfoque fracasa siempre

Porque crea una presión absurda desde el primer día.

Empiezas enero con diez hábitos nuevos.
Te esfuerzas durante una o dos semanas.
La vida aprieta.
El cansancio aparece.
Y todo se cae…

Entonces llega la conclusión equivocada:

“Me falta disciplina.”
“No sirvo para esto.”
“Siempre me pasa lo mismo, no voy a poder conseguirlo nunca”

Cuando, en realidad, el problema estaba en el planteamiento inicial.

No era sostenible desde el principio.

La pregunta correcta no es “¿qué voy a hacer en 2026?”

La pregunta correcta es otra, más incómoda:

¿Qué estoy dispuesto a dejar de hacer?

  • ¿Qué hábito ya no tiene sentido mantener?

  • ¿Qué consumo es innecesario?

  • ¿Qué compromiso no me aporta nada?

  • ¿Qué rutina me roba energía y no me da nada a cambio?

Hasta que no respondes a eso, cualquier propósito es solo una ilusión bien escrita.

El cambio real empieza por el espacio vacío

Hay una idea muy simple que suele pasar desapercibida:

Nada nuevo entra si no hay hueco.

Los armarios no se ordenan comprando más ropa.
Se ordenan quitando lo que sobra.

La vida funciona igual.

Cuando quitas ruido, aparece claridad.
Cuando quitas exceso, aparece foco.
Cuando quitas lo innecesario, lo importante empieza a tener sitio.

Una pequeña guía antes de pensar en 2026

Antes de escribir tu lista de propósitos, prueba esto:

1. Haz una lista de todo lo que ya ocupa tu tiempo
Rutinas, compromisos, hábitos, consumos.

2. Señala qué no te está acercando a la vida que quieres
Sé sincero contigo mismo.

3. Elige una o dos cosas que estés dispuesto a pausar o eliminar
Algunas cosas serán eliminadas para siempre y otras simplemente puedes pausarlas

Quizá no quieras renunciar a ver series, pero lo puedes aplazar un tiempo.

4. Solo entonces, añade algo nuevo
Un hábito.
Un objetivo.
Una prioridad.

Poco a poco.
Con intención.
Y con sitio real para sostenerlo.

La paradoja de todos los años

La mayoría quiere un año mejor añadiendo más cosas.
Pero los años que de verdad cambian tu vida suelen empezar quitando.

Quitando distracciones.
Quitando compromisos vacíos.
Quitando cosas que no aportan.
Quitando exigencias innecesarias.

Si 2026 va a ser distinto, no será porque hagas más. Será porque elijas mejor.

Y para elegir mejor casi siempre se empieza diciendo “no”.

PD: Tengo algo que podría interesarte sobre cómo planear y ejecutar tu 2026. Si quieres saber más, respóndeme a este mismo mail y te cuento.

Find therapy that works - 25% OFF your first month

Anxious? Depressed?

Find Therapy that finally works for you. BetterHelp offers personal, reliable mental health support from the comfort of your home, with 25% off your first month of therapy.

72% of clients see reduced symptoms within 12 weeks. BetterHelp is also HSA + FSA eligible, with a network of 30,000 licensed therapist to support your needs. Why wait? Get matched in as little as 48 hours.

This email was delivered by a third-party, on behalf of BetterHelp. Copyright © 2025 BetterHelp. All Rights Reserved.