- Academia Quintus
- Posts
- Me operan el lunes
Me operan el lunes
No me gusta, pero es necesario
Efectivamente, el lunes tengo que pasar por quirófano: me van a extirpar las amígdalas.
No te lo cuento para que me des ánimos, ni para despertar compasión.
Tampoco es una operación de vida o muerte. De hecho, podría vivir sin hacérmela.
Pero… ¿a qué precio?
Desde que tengo uso de razón, sufro problemas de sueño. En concreto: apneas obstructivas del sueño.
Toda mi vida he sufrido cansancio crónico (más acusado o más leve según el día). Por las mañanas cuando suena el despertador, estoy como si me hubiera pasado un camión por encima. Hasta que no pasan varias horas, no me repongo.
No es nada grave… pero tampoco es algo menor.
Tras años de de visitar médicos sin éxito, finalmente un otorrino me dijo que mi problema estaba provocado porque tengo las amígdalas enormes, y que si me las extirpaba, mi problema se solucionaría.
Me dijo que la operación en sí es bastante sencilla, pero que el post operatorio es muy doloroso en adultos. Que estaría muy dolorido un par de semanas.
Y la verdad, no me lo pensé mucho: decidí operarme.
Prefiero afrontar unos días de dolor ahora… que seguir soportando un malestar indefinido por el resto de mi vida.
No vengo a hablarte de medicina. Vengo a hablarte de decisiones.
He usado mi caso para ilustrar que todos tenemos problemas por resolver y decisiones pendientes.
De esos problemas que no nos matan, pero nos apagan poco a poco.
De esas molestias que aprendemos a tolerar… hasta que se convierten en parte de lo que somos.
Hay un tipo de sufrimiento que se vuelve invisible con el tiempo. Lo aceptas como “tu normalidad”.
Y sin darte cuenta, vives en una especie de resignación silenciosa.
Hasta que un día te preguntas: ¿Por qué sigo viviendo así, si puedo cambiarlo?
Evitar el dolor también duele
La mayoría de la gente no se queda atrapada por ignorancia, sino por evasión.
Sabes que esa relación no te está haciendo bien.
Sabes que ese trabajo ya no te llena.
Sabes que ese hábito te está frenando.
Pero lo pospones, porque cambiar duele.
Porque da miedo. Porque “más adelante, cuando tenga tiempo”.
El problema es que ese “más adelante” no llega nunca.
Y lo que era un problema manejable se convierte en una losa permanente.
El coste de no actuar
Aguantar es más fácil que confrontar.
Pero también es más costoso… a largo plazo.
Posponer una decisión médica puede ahorrarte dolor unos meses, pero arruinarte la vida cuando ya sea demasiado tarde para actuar.
Retrasar un cambio laboral puede darte seguridad momentánea, pero robarte años de pasión.
No hacer ejercicio hoy puede parecer inofensivo, pero traer consecuencias graves en diez años.
Elegir la comodidad inmediata es una forma de hipotecar tu futuro.
El precio de liberarte
Te lo digo como alguien a quien van a dormir el lunes en quirófano, sin dolor alguno, y que va a despertarse un rato después con la garganta destrozada… y una dieta de yogur líquido durante una semana o dos:
El cambio no siempre es agradable.
Pero hay una gran diferencia entre el dolor que te destruye… y el que te transforma.
El dolor que cura suele ser breve, localizado, soportable. Y cuando termina, deja espacio para una vida mejor.
¿Y si hoy es el momento?
No necesitas una operación para enfrentarte a lo que estás evitando.
Pero quizá sí necesitas una señal…
Pues aquí la tienes→ Piensa por un momento en esto:
¿Qué llevas tiempo tolerando solo porque has aprendido a vivir con ello?
¿Qué te está robando energía, motivación o alegría sin que te des cuenta?
¿Qué estás evitando enfrentar, aunque sepas que, si lo hicieras, todo mejoraría?
Sé honesto. No hace falta que se lo digas a nadie, solo admítelo ante ti.
Y ahora una segunda pregunta, más incómoda:
¿Cuánto tiempo más vas a seguir permitiéndolo?
Elegir el dolor correcto
Cuando tomas una decisión incómoda, estás eligiendo un tipo de dolor.
Pero también estás eligiendo un tipo de resultado.
💥 Hacer ejercicio duele… pero vivir con sobrepeso crónico o que de mayor te caigas constantemente al suelo por no tener suficiente musculatura, duele más.
💥 Terminar una relación duele… pero vivir con una pareja que te anula es mucho más doloroso.
💥 Afrontar una conversación pendiente incomoda… pero vivir en tensión constante es agotador.
Siempre vas a pagar un precio.
La diferencia está en qué te ofrece a cambio ese precio.
Mi operación no me entusiasma.
Sé que voy a estar más o menos 2 semanas bastante j*dido.
Pero sí me entusiasma poder dormir bien.
Poder levantarme descansado.
Poder recuperar mi energía y mi concentración.
Y por eso, lo tengo claro:
Prefiero unos días de dolor… que pasar el resto de mi vida con agotamiento y apatía.
Así que te lanzo este pequeño reto:
Piensa en una sola cosa que puedas hacer esta semana
que te duela un poco…
Pero que te acerque mucho a la vida que realmente quieres.
Solo una.
Una decisión que da miedo.
Un inicio de algo con lo que llevas soñando mucho tiempo.
Un final de una cosa que llevas soportando demasiados años.
Y hazla.
Porque ese dolor que vas a sentir no es negativo.
Ese dolor que vas a sentir te va a curar.
No todo el mundo está dispuesto a atravesar la incomodidad que trae la libertad.
Porque entre otras cosas, es una incomodidad voluntaria.
Tú eliges pasar por ese dolor porque sabes que te va a traer algo bueno.
Nos leemos el próximo miércoles, porque ni si quiera el dolor va a pararme.
Yo estaré desde la cama, con voz de ultratumba y sintiendo un infierno en mi garganta cada vez que trague un poco de agua.
Pero también estaré contento, porque yo elegí pasar por esto. Porque sé que el dolor de ahora, mañana traerá la solución definitiva.
Saludos,
Quintus